Los protestantes y evangélicos no festejan el día de Todos los Santos

El Día de Todos los Santos es una de las fiestas que los protestantes, en todo caso los reformadores de nuestros países, no celebran ... o tan discretamente ... Las razones son bien conocidas: los protestantes, cercanos al lAntiguo Testamento y por lo tanto del judaísmo en este punto, reserve la veneración solo para Dios (el Nuevo Testamento prolonga el Antiguo en este punto). Venerar a los seres humanos, incluso a los "mejores", es casi blasfemo: estamos dirigiendo hacia las criaturas lo que debe regresar al Creador.

Pero ahora, los protestantes son seres humanos como los demás, ellos también tienen sus santos: ¿alguna vez has oído hablar mal a Dietrich Bonhoeffer? ¿Y la figura de San Francisco de Asís no despierta admiración más allá del catolicismo romano, incluso entre los hugonotes?

Todos tenemos nuestros héroes, más o menos religiosos o seculares. Pero tener héroes y tener santos a quienes se dan las oraciones, de quienes se espera la intercesión, es todavía otra cosa. ¿Hay en esta negativa un déficit religioso, una incapacidad para ir a la escuela de grandes figuras espirituales? Una vez más, no necesariamente, porque los "maestros" de la espiritualidad, los protestantes tienen muchos de ellos; simplemente no quieren pensar en ellos como algo más que criaturas. Son más bien "testigos"

Y Maria A veces se piensa que los protestantes no tienen nada que ver con la figura de María. ¡Apunta a todo! Nada menos que Lutero recomendó fuertemente a la madre de Jesús, ciertamente no como "reina del cielo" (regina coeli), sino como esta mujer de la gente que escucha la palabra que Dios le dirige, que "guarda" esta palabra como una. Tesoro, que medita en su corazón lo que le ha sido prometido. María es la figura misma de la fe, para el reformador alemán; ¡Es decir si tiene que enseñarnos!

El caso Romero. Los santos como guías, como maestros de la sabiduría: los protestantes no necesariamente se opondrán a esto, siempre y cuando no hagamos de estas figuras tantos "mediadores" que atraen los favores humanos divinos o que confieren "salvación". ". Óscar Romero, asesinado en alta misa el 24 de marzo de 1980 y canonizado en el Vaticano el 14 de octubre de 2018, es sin duda una de esas personas que nos cuentan algo sobre el Evangelio y la "conversión" de la mirada y la Actitud que conlleva este mensaje. Desde allí para rezar a este gran hombre, hay un paso que la mayoría de los protestantes no cruzarán.

Santidad, moralismo e individualismo. En todo esto, lo que olvidamos es que en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la santidad no es una cuestión de perfección moral ni un asunto individual: es una realidad que es un acto de Dios, que permite participar en la propia santidad sin impartir una "cualidad" intrínseca a los humanos, y es un acto que concierne a todas las personas creyentes, y no a algún tipo de El virtuosismo o el heroísmo espiritual propio de ciertos individuos. Es la comunidad en su conjunto la que se llama "santa" y, al mismo tiempo, "pecadora", es decir, que necesita perdón y sanidad.

Finalmente, paradójicamente, los que tienen mayor conciencia de su necesidad de perdón y sanación son precisamente ... ¡los santos!