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¿Por qué los cristianos tendrían que dejar de ver porno? No es por lo que usted piensa.


Los cristianos y la pornografía, el ¨pequeño secreto¨ de la iglesia. Muchas estadísticas desde hace una decena de años sugieren que una proporción importante de cristianos y de sus líderes luchan contra la adicción a la pornografía.

Conferencias, libros, artículos, grupos de debate, consejos, muchos métodos se han aplicado para responsabilizar, informar y acompañar. Parece sin embargo que a pesar de todo este fenómeno sigue existiendo y quizás incluso creciendo.

Muy a menudo, cuando hablamos de la influencia de la pornografía como cristianos , hablamos de pecado, de una experiencia de la sexualidad que no encaja con la enseñanza bíblica, o de un fenómeno adictivo que priva a los cristianos su libertad igual que otras adicciones. Más allá de estas cuestiones individuales, hay otra más importante y más amplia que concierne a la explotación de los actores en la industria del porno. Los cristianos deberían no solo ser conscientes de esta realidad, sino también permanecer a la vanguardia de la campaña de sensibilización contra la explotación de los seres humanos en esta industria lucrativa, dispuesta a todo para generar más ingresos.


Drogas, violencia y relaciones no consentidas

Cada vez más actores de películas pornográficas, especialmente las jóvenes, dan testimonio de las violencias infligidas durante los rodajes, llegando incluso a relaciones no consentidas a veces bajo la influencia de drogas ingeridas sin su consentimiento. Las escenas rodadas en estas condiciones son descritas por las actrices como una verdadera violación, difundida después por internet sin que las principales interesadas puedan ejercer el menor control sobre la exhibición de su propio cuerpo.

En los Estados Unidos una organización no religiosa fundada sin embargo por los mormones, lucha contra la industria pornográfica desde 2009. Fight The New Drug, Combatamos La Nueva Droga, desea educar y sensibilizar al público joven acerca de los excesos y peligros de la pornografía. Ese sitio desvela algunas situaciones de actrices, como la de esta joven, víctimas de violaciones y abusos durante el rodaje.

“Yo intentaba establecer un contacto visual con el productor para suplicarle que parara… sentía asco al ver que se complacía viendo cómo abusaban de mí”.

La violación de esta mujer fue filmada y subida a la red pornográfica más popular del mundo, reduciéndola al estado de objeto, indefensa e incapaz de ejercer un control sobre su imagen.

La ex actriz porno Shelley Lubben denuncia igualmente el “Big ugly business” del porno en su página web. Las estadísticas que adelanta solo solo de la zona del Valle de San Fernando en California, son significativas.

“Unos 1500 actores trabajan en la industria del porno en el Valle de San Fernando, California. Entre 2004 y 2013, 228 estrellas porno que conocemos han muerto prematuramente de SIDA, por suicidios, homicidios o consumo de drogas. Ninguna otra industria tiene este tipo de estadísticas.¨

El 12% de las páginas web del mundo son sitios pornográficos. 4,2 millones de sitios web y 72 millones de visitantes de todo el mundo constituyen un mercado extraordinario para esta industria. En 2012, el 30% del tráfico de internet era generado por la pornografía con 100 millones de páginas visitadas cada día.


Cambiemos de actitud

Es hora de que la iglesia cambie de actitud frente a la pornografía. Deberíamos sentirnos horrorizados de que la sexualidad, esta hermosa invención de Dios concebida para ser el súmmum de una relación amorosa, haya sido reducida y degradada al estado de arma vil y a menudo misógino. Deberíamos sentirnos devastados por las historias de estas mujeres que están lejos de ser las únicas.

Habría tanto que decir sobre la manera en que la prevalencia del porno en la sociedad remodela las expectativas de los jóvenes acerca del sexo. O también sobre las conclusiones de las investigaciones en neurociencia que hablan del efecto devastador de la pornografía sobre nuestra capacidad para entablar relaciones.

La industria del porno ve aumentar la criminalidad en sus filas. Violaciones, sexismo, crímenes organizados, tráficos… el porno representa un manojo de problemáticas mucho más amplio que la utilización individual de contenidos pornográficos.

No dejemos de consumir pornografía simplemente por culpabilidad. Paremos porque eso arruina vidas a nuestro alrededor y constituye una fuerza de destrucción en nuestras sociedades.


Y no nos contentemos con dejar la pornografía. Combatámosla.

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